260 viviendas VPO

  • PROYECTO: 260 viviendas
  • FASE: concurso internacional de ideas
  • FECHA: agosto 2009
  • EMPLAZAMIENTO: Santa María de Benquerencia (Toledo)

Concurso de difusión Internacional de ideas, con intervención de jurado, para la selección de propuestas arquitecnicas en el Barrio Avanzado de Santa María de Benquerencia, en Toledo, convocado por la Empresa Regional de Suelo y Vivienda de Castilla-LaMancha, S.A.

La Mancha es un inmeso campo de viñas. Nada hay en La Mancha que le dé mayor personalidad, si acaso su planicie, que contribuye a reforzar esta vista de alineaciones sucesivas de vides que bordean el horizonte.

Abordar un proyecto de edificación en estos Campos Manchegos requiere de un ejercicio de respeto, que sólo podrá llevarse a cabo conociendo El Lugar, su morfología, su clima y sus características.

La Mancha presenta un clima mediterráneo continentalizado, con inviernos rigurosos, veranos cálidos, sequía estival, irregularidad en las precipitaciones, fuertes oscilaciones térmicas y notable aridez. Así, la amplitud térmica anual es muy elevada, entre 18 y 20 ºC. En julio la temperatura media mensual se sitúa por encima de los 24 ºC. Los inviernos, sin embargo, son fríos, con una temperatura media del mes de enero que se sitúa incluso por debajo de 4 ºC.

En cuanto a la vid, los viñedos manchegos son los mayores del mundo por superficie. Sobre estos terrenos se extiende la Denominación de Origen La Mancha, que abarca parte de las provincias de Toledo, Albacete, Ciudad Real y Cuenca. Ocupa 190.980 hectáreas y 182 municipios, siendo la denominación de origen de vinos más extensa del planeta.

Con todo ello, se plantean unos bloques de viviendas de geometría orgánica, y recubiertos de una piel de vegetación, como una analogía de las viñas manchegas. Se busca con ello dar la idea de ausencia de construcción, que se sustituye por unas representativas y simbólicas viñas sacadas de escala.

Esta envolvente vegetal da como resultado una arquitectura integrada y camaleónica, que cambia de aspecto estacionalmente por razones de la misma naturaleza, adoptando el fulgor del verde en primavera, el verde suave en el verano, el dorado de los metales en otoño y el gris de las cortezas en invierno.

Estamos ante la conciencia del paso del tiempo, la revelación de lo fugaz, la emoción de las estaciones.

Y así, las arquitecturas desaparecen por completo, al insertarse totalmente dentro de la naturaleza, e incluso diríamos que ésta se crea expresamente para que exista la arquitectura.

Pero además, esta fachada vegetal, combinada con los huertos que se anteponen a los cerramientos a sur de las viviendas, favorecen el confort climático de éstas, disminuyendo la temperatura superficial en hasta 10 ºC, y la temperatura del aire en más de 3 ºC. Asimismo, esta combinación de envolvente vegetal y huertos de autocultivo, contribuyen a un aislamiento térmico de 5 ºC en verano y de 3º C en invierno.

Esta fachada constituye un regulador del ambiente, al reducir el flujo de calor y crear un microclima. En la arquitectura tradicional esta técnica de enfriamiento había sido ya empleada, pero la utilización en las últimas décadas ha sido muy escasa debido al aire acondicionado. Esto supone un gran gasto energético y una extra emisión de gases que proceden de las edificaciones.

En 1980 Huang y su equipo en Lawrence Berkeley Laboratory estudiaron el potencial de la vegetación en la reducción de temperaturas de verano en edificios residenciales, y concluyeron que la energía que se ahorraba era de más del 25 %.

Esta envolvente vegetal a modo de fachada, protege de la radiación solardirecta y enfría el ambiente interior mediante evaporación. La vegetación convierte alrededor del 70 % de la energía solar en bio-energía a través de la fotosíntesis, sin incrementar la temperatura.

Finalmente, al estar constituida por una masa vegetal de hoja caduca, esta fachada no permitirá la entrada de las radiaciones solares en verano, reduciéndose éstas en más de un 80%, ya que la frondosa vegetación establecerá una barrera natural; si bien, en invierno con la caída de la hoja, se producirá el efecto contrario. Ello, combinado con la diferente altura solar según la estación del año, da como resultado que en el estío apenas entrará radiación solar en la vivienda, mientras que en invierno la luz y la radiación solar serán abundantes, justo cuando más se demandan.

Y a todo ello deberíamos añadir las consecuencias psicológicas que tiene en los usuarios la percepción de un elemento amable de vegetación, y la mejora indudable que supone para las condiciones estéticas del lugar.

Así pues, el proyecto emplea los recursos naturales como elementos arquitectónicos: la luz y la vegetación, que en sus ciclos naturales van haciendo variar la percepción del edificio, y contribuyen a que el comportamiento climático de éste sea el óptimo.


No hay comentarios: